lunes, 21 de noviembre de 2011

Entrevista al poeta cubano Luis Yuseff, por Samir Delgado



Entrevista al poeta cubano Luis Yuseff

A propósito de la antología La isla en versos. Cien poetas cubanos (Ediciones La Luz, 2011).

 





Luis Yuseff es poeta, editor y miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), desempeña desde Holguín una importante labor de estudio y difusión de las letras cubanas junto a sus compañeros de generación. Yo le conocí en el XV Festival Internacional de Poesía de La Habana, ahora sus poemas están a la mano del lector canario en el nuevo número de la Revista La Salamandra Ebria, y el libro editado recientemente en Cuba bajo el sello Ediciones La Luz, con título La isla en versos. Cien poetas cubanos, tendrá su propia versión canaria en el año 2012.

 

-¿Cuál fue el detonante original que motivó la antología de cien jóvenes poetas cubanos, con obra publicada y nacidos después del año 1970?

 

La idea original surgió, contradictoriamente, durante el año del centenario de José Lezama Lima. Digo contradictoriamente porque siendo un año de muchos festejos en Cuba a favor de la figura mítica del Dragón de Trocadero, como gustamos decir algunos al referirnos a Lezama, nosotros estábamos pensando ir un poco más allá, pues no se nos podía olvidar que en el 2012 Virgilio Piñera también estaría cumpliendo sus cien años. Por eso el título de nuestra antología dialoga con su memorable poema “La isla en peso”. La otra razón era que en el 2011 la Asociación Hermanos Saiz, que reúne a los jóvenes escritores y artistas cubanos estaría cumpliendo sus 25 años de fundada. Como ves habían y hay motivos para celebrar desde la poesía, desde los poetas. Aunque debo aclarar que en esta selección solo hay cien poetas, nunca hemos querido entender que están incluidos todos los jóvenes poetas cubanos.

Sin embargo la versión canaria de nuestra antología, proyectada en un inicio para que saliera en el mismo 2010 lleva por título Noche insular: la fiesta innombrable. Cien jóvenes poetas cubanos, pues pensamos que era adecuado dedicarle esta edición a Lezama, por eso el magnífico prólogo del poeta y ensayista cubano Manuel García Verdecia.

Puedo asegurarte que en su esencia ambas antologías conservan el espíritu, a pesar de que la versión cubana está prologada por Roberto Manzano, pero con ambos libros (donde solo cambian algunos poemas) los compiladores hemos querido ofrecer una muestra de lo más significativo que está ocurriendo ahora mismo dentro del panorama poético cubano, en su mayoría el panorama que sostienen los poetas jóvenes cubanos que permanecemos viviendo en la Isla, con nuestros sueños, nuestras esperanzas, angustias y grandezas.

Debo añadir que Noche insular: la fiesta innombrable. Cien jóvenes poetas cubanos ha sido bellamente ilustrada por el artista de la plástica Victor Manuel Velázquez, pintor cubano. Y el diseño estuvo al cuidado de Taimí Ocampo, poeta también.

 

-Ya en el prólogo, el profesor y poeta Manuel García Verdecia, menciona con énfasis la gravidez de la insularidad para la historia de la poesía en Cuba. ¿Es la isla una determinación esencial y referente compartido en el registro lírico de todos los jóvenes pertenecientes a la generación de la antología?

 

 Si. Es curioso, en los tres últimos meses he tenido la oportunidad de presentar La isla en versos… en cerca de 10 ciudades cubanas, y me he encontrado a algunos poetas que me han dicho que nunca pensaron haber escrito sobre la insularidad. Lo que sucede, pienso, es que lo importante no es escribir sobre la insularidad sino desde ella, que es una manera de asimilación de las circunstancias —geográficas, sociales, políticas— y que terminan tributando a una cultura, en nuestro caso a la cultura cubana. Por eso es posible encontrar en Noche insular: la fiesta innombrable. Cien jóvenes poetas cubanos, voces que dialogan directamente con el fenómeno que ha devenido “cubanidad”, o tangencialmente, través de sus poetas amados o de la música que escucharon nuestros abuelos y bisabuelos (muchos venidos de España, de Islas Canarias, como sucede en Holguín, población mayormente descendiente de isleños) y que se insertan armónicamente a los registros modernos de estos poetas que, como bien dices, nacieron todos después de 1970. Una generación que ha tenido la posibilidad de convertirse en testigo de los acontecimientos más importantes de la segunda mitad del pasado siglo y que han inaugurado el nuevo milenio armados únicamente de sus versos. Del poder de persuasión que ofrece la poesía.

 

-En el grupo Orígenes, capitaneado por Lezama Lima, tuvo una presencia significativa la filósofa María Zambrano, para quien una isla era siempre un lugar para la evasión en tiempos de crisis y cumplimiento de promesas para la imaginación del truncado ser humano. ¿Cómo ve el joven poeta cubano de hoy el panorama poético contemporáneo en América Latina?

Habría que ver cuáles fueron las circunstancias en las que María Zambrano (que no es una criatura de isla) aseguró que una isla es “siempre un lugar para la evasión en tiempos de crisis y cumplimiento de promesas para la imaginación del truncado ser humano”, como bien tú citas. Yo pienso que en nuestro caso (también para los canarios) la isla no es fin de un viaje sino permanencia o inicio de un viaje; no es evasión de una realidad sino confrontación de realidades; ni puede ser solo “cumplimiento de promesas”, porque también debe ser replanteamiento de esas mismas promesas hechas históricamente al hombre.

Ahora, respondiendo a tu pregunta: Sucede algo con el panorama poético contemporáneo en América Latina y la perspectiva cubana. Todo el tiempo solemos lamentarnos de las limitaciones que existen para conocer la literatura que se está generando ahora mismo, fuera de los circuitos comerciales o establecidos, y a veces no queremos o no alcanzamos a darnos cuenta que ese fenómeno que al cabo será lo que sostendrá la cultura latinoamericana, es posible encontrarla muchas veces cerca de nosotros mismos, cuando somos invitados a algún que otro festival de poesía o algún que otro evento de menor cobertura mediática. Sin embargo, en esos lugares he conocido voces que me resultan particularmente prometedoras. Me atrevo a mencionar solo algunas: Julián Herbert, Dalí Corona, Jessica Piedras, Armando Alanís (mexicanos); Ignacio Irigoyen, Natalia Monsegur y Pedro Nazar (argentinos); Cristian Avecillas (ecuatoriano); Rosa Chávez (nación Maya, Guatemala) y Norys Saavedra (venezolana). La lista podría ser mayor, pero me temo que esto pueda volverse un catálogo, así que mejor la dejamos ahí. De todas formas pienso que los que ven con pesimismo el panorama poético de América Latina es porque lo hacen a través del cristal opacado.

 

¿Sigue vigente el paradigma de la insularidad en un mundo marcado por la globalización, la degradación del lenguaje bajo los formatos tecnológicos que uniformizan la experiencia del mundo? Quiero decir: ¿hay lugar todavía para la utopía en la cartografía de las islas?

 

No me parece saludable defender a ultranza la idea de que insularidad debe ser aislamiento, negación de una dinámica que mal nos pese, también nos trasciende. Lo genial sería poner toda esa tecnología en función del conocimiento de lo que sucede en los círculos más cerrados. Y que el sentido no vaya en una sola dirección porque ambas cosas, pienso, sería como abofetear a Einstein o tirar de las barbas de Mendeléiev.

Si el poeta es grande sus versos tienen que ser igual de admirables, igual de intensos, concebidos en un JAM de escritura o en pergaminos de papiro. Esa es la utopía.

 

-Por los vínculos históricos que hay entre Canarias y Cuba, sobresale sin duda la figura prominente de José Martí (cuya madre era isleña), mártir de la independencia y propulsor de la patria cubana, además de excelente poeta modernista. ¿Hay en los jóvenes creadores cubanos una profundización en la herencia directa y constatable del sentimiento martiano de la naturaleza y la historia insular?

 

Hace algunos años la AHS invitó a un grupo de escritores y artistas jóvenes a realizar el recorrido de José Martí, desde su desembarco en Playitas de Cajobabo, donde llegó en noche de tormenta para hacer la “guerra necesaria”, acompañado por Antonio Maceo y Máximo Gómez, hasta Dos Ríos, lugar donde calló. De esos días recuerdo con mucha emoción el silencio profundo que se hizo cuando llegamos al monumento que señala el sitio donde calló Martí. No hubo fingimientos, no hacían falta. Todos quedamos como enmudecidos. A veces me pongo a pensar en las cosas que pudieron pasar por las mentes de los más de cincuenta jóvenes que estábamos allí. Son cosas que nunca sabré. Sin embargo, puedo asegurarte que en más de uno volvieron a ser nuevos “Los zapaticos de rosa” o los “Versos sencillos”, ya no el Martí de profusa obra ensayística, sino ese otro que nos leyeron nuestras maestras de niños, o nuestras madres antes de irnos a dormir. Eso, amigo mío, no puede ser entendido más que como “una profundización en la herencia directa y constatable del sentimiento martiano”, como dices, en los jóvenes creadores cubanos, porque en aquel  momento estábamos todos pensando en nuestros paraísos perdidos (que no solo existen en la mala memoria), y que de algún modo recobrábamos para contarles a nuestros hijos y sobrinos. Todos estábamos escuchando su palabra, en nuestro yo más profundo... Y esa mañana sentimos deseos de llorar.

 

¿Cómo traduce un poeta joven de hoy -salvando las distancias entre los cien puntos de vista y la producción individual de cada uno- su pertenencia a una sociedad como la cubana? Lo pregunto siguiendo las pistas que legó Cintio Vitier, sobre el signo de la cubanidad en la poesía.

Del único modo que puede hacerlo un poeta, escribiendo su poesía. No hay por qué otorgarle funciones espurias a la poesía ni a los poetas.

 

-La presentación de la antología La isla en versos. Cien poetas cubanos ha seguido un espectacular recorrido por diferentes lugares de Cuba, ¿Cuál ha sido el recibimiento por parte de la gente en general y qué conclusiones pueden sacarse de la prolija participación de un centenar de autores que han dado vida a este libro?

 

Hace mucho que La isla en versos…dejó de ser solo un libro que reúne la obra de cien poetas cubanos, porque se ha convertido en un proyecto mucho más abarcador. A raíz de las presentaciones que hemos hecho en las principales ciudades cubanas, hemos tenido la oportunidad de contar con las presentaciones de importantes poetas cubanos: así nos han acompañado Mireya Piñero (Guantánamo), Arístides Vega Chapú (Santa Clara), Jesús Candelario (Cienfuegos), Teresa Melo (Santiago de Cuba), Lina de Feria (La Habana), Laura Ruiz (Matanzas) y Manuel García Verdecia (Gibara). Con todos esos textos pretendemos realizar una especie de compilación que será publicada.

Pero el proyecto no termina ahí. Siempre han viajado conmigo tres estudiantes (Pablo Guerra, Omar Cruz y Yunier Escobar) de la filial holguinera del Instituto Superior de Arte (ISA) grabando las lecturas de los cerca de 60 poetas que nos han podido acompañar, con el deseo de realizar un audio-libro. Cada uno ha dado, también, su opinión y maneras de asumir la insularidad.

Por último se realizará un documental con todas esas presentaciones, y se ha creado desde la sección de escritores de la AHS en Holguín, la peña que lleva el mismo nombre que la antología y que se realiza mensualmente con escritores y trovadores invitados.

 

Y para finalizar esta entrevista, que no es más que el principio de un puente entre islas hermanas, ¿cómo se percibe la poesía canaria desde la orilla habanera, valdrá la publicación inminente del mismo libro antológico, bajo el título Noche insular: la fiesta innombrable. Cien jóvenes poetas cubanos (Tenerife y Gran Canaria) para recuperar el originario diálogo entre voces insulares?

 

Más que sentir la poesía canaria desde la orilla habanera creo que lo realmente importante es sentirla desde la gran costa cubana, esa que va desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio y donde cada año, como decía Dulce María Loynaz hacen “sus misteriosos nidos los ciclones”. Eso si que sería un diálogo recobrado entre nuestras islas, ya no una conversación en la penumbra, sino a la luz cariñosa que tanto admiraba Eliseo Diego.

Esta compilación debe ser solamente un anticipo, porque la verdadera “fiesta innombrable”, amigo mío, está por empezar.

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